jueves, 3 de marzo de 2011

PRÁCTICA Y EXPERIENCIA

Para desarrollar esta entrada voy a comenzar por las preguntas finales que planteaba Bernardo:
¿Cómo debemos comportarnos?, ¿Qué impresión debemos dar?, ¿Debemos actuar como somos o, quizás utilizar alguna estrategia que nos facilite nuestra relación con ellos?.

La respuesta desde mi punto de vista es sencilla y se reduce a una...debéis comportaros como sois. Al menos en lo que se refiere a ser coherentes con vosotros mismos y con la forma que tenéis de entender la educación.  ¿Cuantos de vosotros no se ha encontado con el clásico profesor que parece una cosa y luego es otra?, o que se ve obligado a cambiar por las circunstancias del aula, esto suele suceder por el intento de mejorar la impresión con los alumnos para ganárselos, o como medio de mejorar la autoestima personal a través de la aceptación de los demás. 

Ahora bien, el ser uno como es, no implica actuar de cualquier manera. Obviamente vamos a trabajar como educadores y en ese sentido, si es cierto que existe una norma que debe guiar nuestra actuación:

1. Seriedad. Esto no significa ser borde o plantar un gesto de inconformismo constante, sino ser serios con el trabajo que se realiza, darle importancia al sistema educativo, a lo que hacemos a través de una actitud de responsabilidad.

2. Ser justos. Recordad que estamos implicados en procesos de enseñanza-aprendizaje, y en ese sentido, todo lo que hacemos en el aula se interpreta sobre la base de qué podemos y qué no podemos hacer y cuales son las consecuencias de los actos. No estoy hablando de castigos, estoy hablando de todo el proceso que ponemos en marcha cuando vamos a educar.

3.  Estabilidad. Se que es difícil, pero el como nosotros nos comportamos con nuestros alumnos, debe estar en función de lo que queremos lograr de ellos, de las respuestas que obtenemos de ellos, pero no de lo que nos pasa en nuestra vida profesional o familiar, no del humor que tenemos. De eso ellos no son responsables.

4. Profesionalidad. Aunque sea en la etapa primaria es justo que nuestros alumnos, vean en nosotros una actitud profesional, a mi personalmente hay un artículo que me gusta mucho, que se llama actitudes que generan actitudes y que explica, mejor de lo que yo podría hacer ahora mismo aquí lo que quiero decir. Os dejo la referencia por si lo queréis leer (http://www.inderef.com/content/view/69/110/).

Tal vez no haya respondido a las preguntas de Bernardo de la manera en la que desearíais, pero en definitiva no se trata de hacernos amigos de los alumnos, no se trata de intentar captar de qué pueden ir cada uno, para anticiparme como dice Jose Juan. En eso debéis tener cuidado porque se puede producir un efecto Pigmalion (en el que las expectativas con respecto a lo que esperamos de nuestros alumnos, se cumplen, porque nosotros mismos propiciamos su cumplimiento). Se trata de ser coherentes con nuestros principios y con lo que pensamos que es el proceso educativo. Posiblemente sea mejor mantener una distancia inicial, y progresivamente acercarnos a los alumnos en la medida en la que se ganan nuestra confianza, más que al revés, tratar de hacer la confianza de inicio porque puede llevar a engaño. 

Sobre otro tema que habéis planteado en los comentarios, concretamente Mesa, comentaba acerca de la sorpresa que le ha provocado ver repetición de sesiones hay dos consideraciones fundamentales:

Por un lado considerando el desarrollo desigual de los alumnos, no está nada mal realizar las Unidades Didácticas por ciclo, así como las sesiones, y permitir que cada alumno adecue el aprendizaje a su nivel. Otra cosa es hacer la misma sesión desde primero a sexto, no sería normal. Sobre el tiempo de clase, ya os he comentado en diferentes ocasiones, que una cosa es lo que tú programes, y otra lo que puedas llevar a la práctica por diferentes razones. El estructurar las sesiones en tres partes, no quiere decir que estas se deban diferenciar más allá de la intensidad de las actividades. Todo estará en función del tiempo, los objetivos y posibilidades de las que dispongamos.

Para terminar, decir que en efecto, estrategias y experiencia hacen el cóctel perfecto para que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea lo más rico posible, y yo añadiría algo más, acompañad la experiencia que vayais adquiriendo de innovacion. No os conformeis con haber resuelto el problema hoy de una manera, porque tal vez mañana necesitéis de nuevas estrategias. Intentad siempre mejorar vuestras intervenciones en base a lo que vais aprendiendo.


18 comentarios:

Bernardo dijo...

El lunes pasado tuvo lugar, en diversos colegios de la ciudad, el comienzo de unas prácticas en la que estamos participando algunos alumnos de magisterio.
Con una duración de una semana, estas prácticas tienen como finalidad que los futuros profesores tengan una primera toma de contacto con las relaciones que se producen en el seno de un centro educativo.
Para ello, contamos con la ayuda de un profesor, encargado de mostrarnos como es el día a día de dichas relaciones.
En mi caso concreto, son las primeras prácticas realizadas de este tipo, y me gustaría compartir con vosotros algunas de las sensaciones recogidas en estos días.
La entrada al colegio fue como mi primer día de “mili”, y aunque la inmensa mayoría de vosotros no la halláis vivido, si que habréis escuchado hablar de ella. Todos los niños en fila pensando: “carne fresca”, como si de los bisagras, que así se hacían llamar los que estaban a punto de licenciarse del servicio militar, se trataran.
Es curioso como niños tan pequeños son capaces de clavar sus miradas en nosotros y bombardearnos con preguntas destinadas a examinar de alguna manera a lo que ellos denominan “el profe nuevo”. Creo que algunos, los líderes, cabecillas, espabilados o como queramos llamarlos, en cuestión de minutos ya sabían perfectamente como encajar su comportamiento en las futuras relaciones que tendremos con ellos.
Pero, antes de entrar de lleno en lo interesante de esas sensaciones y en la relación que tienen con la asignatura, para que no se convierta este post en un monólogo, me gustaría que algunos de vosotros comentaran lo que percibieron en ese primer contacto con lo que podríamos denominar “el universo educativo”; y de paso, preguntarle a Carlos Javier:
¿Cómo debemos comportarnos en los primeros días de contacto con nuestros alumnos?
¿Qué impresión debemos dar?
¿Debemos actuar tal como somos o, quizás, utilizar alguna estrategia que nos facilite nuestra relación con ellos?

Roberto dijo...

1º Parte.

Es verdad que las prácticas de esta semana al final se te hacen cortas porque cuando ya le has cogido el hilo a los niños te tienes que ir. Para mí han sido unas prácticas que le he sacado mucho partido pero muy comprimidas, ya que el primer día me lo pasé observando, el segundo dividimos las clases en dos grupos, mitad para mi compañera y mitad para mi, y como dice Bernardo los niños te toman la medida para ver por donde pueden hacer lo que ellos quieren (en mi caso eran del 1º ciclo y no lo hacian con ninguna maldad sino por la inocencia del niño de querer jugar) entonces en ese primer enfrentamiento no sabes como actuar y los niños casi que te comen (y eso que es la mitad de la clase y tengo la ayuda del maestro del centro), el tercer día ya va la cosa más equilibrada y nos ayudamos de la sesión programada, lo bueno es que el maestro de EF del centro al final del día nos dijo unos cuantos fallos y la manera de controlarlos un poco mejor, una ayuda que se agradece porque uno desde dentro eso no lo ves, con todo eso ayer fue la cosa un poco caótica porque eramos dos clases dentro del pabellón, una clase la dimos bien, otra ya no sabíamos si los juegos los habíamos hecho con ese grupo, otra la dio el maestro del centro... una pelota de niños y juegos en la cabeza que.... bueno salió el día, al final hoy el último día cuando me he querido dar cuenta le estabamos dando clase a todo el grupo, todo bien estructurado los niños haciendome caso y sin levantar la voz jejeje un día prefecto, pero el último.


Y como dice Patricia, no te da tiempo a hacer mucho juegos, porque entre que vas a por ellos, organizas, explicas, juegas, ya tienes que ir organizando para llevarlos de vuelta a su clase. Y como he dicho antes siendo hoy el día que mejor me ha salido he conseguido dar tres juego y el último con 3 variantes, los demás días 2 o 3.


Continuara...... que ahora me tengo que ir.

Bernardo dijo...

Mi primer día ha estado dedicado completamente a observar lo que en el post anterior denominé “relaciones en el centro educativo” y a preguntar, de manera indiscriminada, sobre las mismas.
Estas relaciones, a mi entender, no se limitan únicamente a las establecidas entre el profesor y sus alumnos, sino también a las que existen entre profesores y familiares de los alumnos (lógicamente en estos cinco días no he podido vivirlas en primera persona, pero sí tener una ligera idea de ellas, debido a las anécdotas contadas por los profesores), y las que se desarrollan entre los propios profesores.
Quisiera hablar en este post del papel que desempeña la experiencia del profesor a la hora de abordar las relaciones existentes con sus alumnos. Para ello me vais a permitir que os detalle como ha sido ese primer día de mis prácticas.
Antes de recoger a los alumnos en sus respectivas clases, el profesor ya describía con todo detalle las peculiaridades de esa clase. Me comentaba lo numerosa que era, si se trataba de una clase trabajadora o, por el contrario, poco trabajadora, si en ella se incluían alumnos con necesidades educativas especiales, si se trataba de una clase repetidora en la que existían alumnos digamos “problemáticos”, si la clase contaba con un líder y su influencia en el grupo, etc.
Lo que más me llamó la atención fue que, independientemente del diseño de la unidad didáctica y la sesión que tocaba ese día, el profesor sabía perfectamente lo que iba a ocurrir en esas sesiones dependiendo de las peculiaridades de la clase en cuestión, y siempre iba un paso por delante (a esto es lo que yo le llamo experiencia). Es verdad que para solventar todas las incidencias que se producían en sus clases recurría a una serie de estrategias, pero la experiencia le indicaba cuando tenía que aplicar una u otra, y eso le posibilitaba ir modificando sus sesiones.
Es como si tuviéramos una caja de herramientas (experiencia) en la que podemos guardar nuestras herramientas (estrategias). Cuanto mayor número de herramientas tengamos, cuando se presente una avería (problema en nuestras clases), tendremos más capacidad para poder elegir la herramienta o herramientas más adecuadas para subsanar esa avería.
Una buena formación nos puede proporcionar un buen número de estrategias, pero la experiencia nos indicará el momento adecuado y el tipo de estrategia que debemos utilizar.

Anónimo dijo...

Juan Carlos Mesa
A mi lo que me gustaria destacar sobre todo de estas prácticas, es porque el profesor utiliza indistintamente, las mismas sesiones para el primer ciclo ya sea de 1º como de 2º curso no lo veo bien,e ntonces esto que quiere decir que los alumnos de una año a otro no avanzan, porque yo observe a mis compañero y también en segundo curso daban la misma sesiones para todos los cursos. Creo que a mas compañeros también le ha pasado eso. Además para que planificar tantas juegos dentro de las sesiones si lo máximo que da una clase es para realizar 2 o o tres juegos. Tampoco he visto eso que llaman vuelta a la calma. Como ha dicho Bernardo lo que más me ha gustado ha sido la experiencia del profesor ante situaciones que se le planteaban como tenia que motivar a los alumnos para que realizaran bien las actividades que se les planteaban, como alteraba la sesión para los alumnos que les costaba menos trabajo realizar la actividades introduciendo variantes. Es muy difícil llevar a una clase solo y sin experiencia, solo se que del el papel, a la realización de actividades hay muchos detalles que debemos tener en cuenta.

jose juan miranda haro dijo...

Las sensaciones que yo tuve el primer día de prácticas fueron exactamente parecidas a las que ha mencionado Bernardo. Antes de que llegara el momento de enfrentarse a los niños y desde fuera del colegio no podía dejar de mirar a cada uno de los niños e intentar adjudicarle un perfil, tal vez para así estar prevenido de las futuras situaciones que se me pudieran plantear con ellos. En mi caso, creo que esta primera toma de contacto me he beneficiado mucho, ya no en el tema de interactuar con los niños, sino porque en cada una de las clases he aprendido muchísimas cosas que no creo que pudiera aprender ni haciendo 10 años esta misma carrera, y creo que esto se debe a que cada niño es un mundo, y a que tu mejor actividad planteada puede acabar siendo la que más problemas te de y al contrario. Me ha sorprendido que como ha comentado uno de mis compañeros las clases impartidas no tienen practicamente nada que ver con lo que hemos estudiado, y con esto me refiero a que no he visto claramente diferenciada la parte principal de la vuelta a la calma por ejemplo, por no decir que la vuelta a la calma se omite. Por último estoy de acuerdo con Roberto en que estas prácticas han sido demasiado cortas y cuando estás a punto de dar el paso y soltarte un poco más es la hora de irte.

Bernardo dijo...

Juan Carlos, en su comentario, ha mencionado algo interesante y que, seguramente, a algunos de vosotros os ocurrirá cuando forméis parte del mercado laboral. Me explico:
Juan Carlos ha comentado que ve, cuanto menos, extraño que el profesor repitiera las mismas sesiones en los dos cursos de un mismo ciclo, y que a su entender, el alumno no avanzaría de un año para el otro. En mi caso se repitieron las mismas sesiones en dos ciclos diferentes, en niños de 3°, 4°, 5° y 6°.
Desconozco si existen sesiones que puedan aplicarse indistintamente en varios ciclos de primaria, pero imagino que sí. Lo que sí os puedo asegurar, es que en todos los trabajos existe lo que podíamos llamar “acomodación al puesto”. Y comento esto, que aunque no tenga nada que ver con el propósito de este post, porque servirá para que reflexionéis un poco cuando accedáis a vuestro puesto de trabajo.
Es fácil comprobar como la mayoría de las personas que acceden por primera vez a un puesto de trabajo, en nuestro caso el de profesor, entran con unas ganas tremendas de hacer cosas, de innovar, de mejorar, de participar, etc., en definitiva, “de comerse el mundo”. Pero la realidad, es que en numerosos casos, con el pasar de los años y otras circunstancias que rodean al puesto de trabajo, un gran número de esas personas se acomodan en ese puesto, y se limitan únicamente a cubrir expediente.
Me imagino que esto también sucede con algunos profesores y que, aun sabiendo, que una sesión concreta no debe repetirse en la siguiente clase con niños de otro ciclo, éste decida realizarla; bien porque no tenga ganas de guardar el material utilizado en la anterior clase, bien porque no tenga preparada la siguiente sesión, bien porque si en la sesión anterior los niños no han dado problemas, puedo repetirla en la clase siguiente con otro ciclo y los niños me dejan tranquilo, etc.
Muchas pueden ser las premisas por las que el profesor repita una sesión inadecuada en alumnos de varios ciclos. A esto y a otros aspectos más profundos es a lo que me refiero con “acomodación al puesto”.
Con todo esto no quiero decir que todas las personas, necesariamente, se acomoden en su puesto de trabajo, pero sí me gustaría poneros en alerta para que esto no os suceda.

Roberto dijo...

Lo que dice Mesa y Bernardo puede ser verdad, que el maestro con el pasar de los años se acomode en su puesto de trabajo y que repita las sesiones y sea poco innovador, en eso es en lo que no debemos de caer, por ejemplo esta semana ya se nos ha dado la idea con la charla del tenis de mesa, un deporte que no está tan visto en el área escolar y que podemos introducir. Bueno, dandoos vuestra parte de razón en cuanto a que el maestro ha podido caer en "acomodación a su puesto" también se puede plantear el repetir las sesiones para distintos cursos como el conocimiento en espiral que se debe de dar, porque en la LOE los objetivos son los mismos para todos y los bloques de contenidos son todos iguales para los tres ciclos, lo que cambia es el contenido a desarrollar dentro de cada uno, como ejemplo que me pasó la semana pasada hicimos un mismo juego "balón tiro" para dos ciclos distintos 1º y 3º, todo pasó por el tiempo que llovía y tuvimos que estar dentro del pabellón, pero a mi me vino bien para observar que, en el 1º ciclo para 1º los niños no saben jugar, no saben nada tienes que explicarselo todo y con todo eso no les puedes explicar casi nada porque no atienden a más de una información por lo pequeños que son. Para 2º ya te escuchan algo más y con todo eso sigue costando enseñarles el juego, porque siguen también sin atender a demasiados estímulos. Y los otros dos cursos de 3º ciclo, cuando se enfrentaron 5º contra 6º, ya sabían jugar, se les introdujeron variantes en las reglas, el balón era distinto, las dimensiones del campo y ese año de más a nivel madurativo se nota cuando ganaron los niños de 6º porque eran más hábiles en cuanto a coordinación y en los lanzamientos y recepciones del balón. Por eso digo que lo mismo no es acomodación al puesto de trabajo sino que el maestro propicia un aprendizaje en espiral de lo más global a lo más específico.

Otra cosas es que aunque te de tiempo a hacer solo dos juegos o tres, lo suyo es tener una buena batería de juegos porque no todas las clases y los días son lo mismo, ya que trabajamos con personas y no siempre estamos igual de ánimo, fuerza, receptividad..... y así habrá juegos que unos días se adapten mejor que otros, por eso como dice Bernardo con su metáfora de la caja de herramientas, hay que tenerla bien equipada y estas prácticas es lo que nos hace el llenarla de esperiencias, para que junto con la UD.(instrucciones) hagamos una buena enseñanza, porque todo ello por separado no hace un buen trabajo como la unión en conjunto de todo ello.

Carlos J. López dijo...

Eso que comenta Bernardo lo he señalado en varias ocasiones. Ver lo que otros compañeros no hacen bien no debe justificar que nosotros hagamos lo mismo.

Patricia Giménez Hoyos dijo...

La profesora que a mí me toco para "observarla", me aseguró que usaba las mismas sesiones de otros años, solo las cambiaba si lo veía necesario, y respecto las mismas sesiones de un ciclo a otro, sí, puede ser, pero cada vez va con más dificultad, así que no veo nada de malo, que usen las mismas sesiones si cada una se adapta al ciclo, a las nee, a los objetivos que se quieran conseguir y al contenido que están trabajando.
Pienso que no es una "acomodación", si no, más bien, utilizar lo que ya se tiene bien hecho y adaptarlo si hace falta.

Anónimo dijo...

Carlota Lozano Noguera

Mi experiencia en esa semana, empezó bien, yo estaba contenta de poder trabajar con niños (aunque solo fuera observar y aprender de todo lo que pasaba en el entorno).
Pero vi cosas que no me gustaron mucho, no por los niños,era la forma en que daba la clase... no era motivadora, y como ha comentado algunos de mi compañeros repetia las mismas sesiones por ejemplo en 1º y 2º.
Los niños nos eran muy problemáticos y además eran obedientes.
Me hubiera encantado poder trabajar con los niños, pero no he tenido esa oportunidad.
Se que no hubiera sido fácil tomar la clase y ponerme en el papel de la profesora, pero hubiera aprendido mucho y seguro que estaría mucho más motivada

Alberto Galindo Rodríguez dijo...

Creo que esta semana de observaciones ha sido de gran ayuda para entrar en contacto con el colegio y que cuando comencemos con las practicas el año que viene no nos sorprenda tanto la diferencia que hay de estar de alumno a estar de maestro.

Como se puede leer cada uno hemos tenido experiencias distintas respecto a lo maestros, a unos nos ha ido bien y a otros mal, por eso considero que no hemos tenido la misma experiencia, de hay que tengamos distintas opiniones, algunos han realizado sesiones y otros no, pero en general creo que es de gran ayuda. Según la relación que hayamos podido tener con nuestro tutor de prácticas o con los alumnos nos condiciona a una opinión u otra ya que tampoco podemos intervenir mucho en las sesiones.

Por mi parte si me ha ido bien, aunque el día que iba a dar mi sesión en el colegio llovió ... pero en general he aprendido sobre como se maneja un centro, una clase y algunos problemas que tendremos en un futuro con los alumnos.

Adrián González García dijo...

Mi experiencia en las prácticas realizadas ha sido bastante productiva. Sinceramente me he llevado una decepción puesto que no daba tiempo a nada de nada prácticamente. Se ocupaba casi todo el tiempo de la sesión en regañar a los alumnos y en explicar conceptos. Los niños incluso preguntaban al profesor/a que cuándo iban a "jugar".
Digo que me ha sido de provecho por eso, porque he visto la verdadera realidad de un colegio. En cuanto a la actitud a adoptar con los alumnos, bajo esta experiencia decir que normalmente tenemos que cambiar nuestra personalidad, que dependerá de las circunstancias de la clase. En concreto, la profesora que nos tocó en las prácticas, adoptaba una personalidad o actitud distinta según la clase que tocase e incluso con algunos alumnos. Esto se debía, puesto que ella misma nos lo explicaba, a que la clase era más o menos conflictiva.
Pienso que la clave está, como muy bien decía la entrada, en que no se trata de hacernos amigos de los alumnos sino de ser profesionales con el proceso educativo. A veces el hacerse amigos de los alumnos puede terminar por empeorar la situación ya que ellos cogen un exceso de confianza con el profesor/a. Es conveniente mantener una distancia inicial e ir acercándonos a los alumnos poco a poco.

miriam dijo...

Mirian Díaz Cánovas

Mi experiencia esa semana de prácticas fue bastante buena. Los primeros días estuvimos observando, y los 2 últimos días explicamos la sesión. De aquí destacar la gran diferencia que note a la hora de explicar la sesión de un día a otro, sólo la experiencia de explicar y dar la sesión un día me dio mayor confianza y soltura para el segundo.

Lo que más llamó mi atención en esa semana es como puede influir el contexto en la realización de la sesión, en la metodología adoptada por el profesor,… El colegio era un poco “problemático”, las clases eran muy numerosas y los alumnos no tenían nociones básicas de comportamiento por lo que la evaluación se basaba en eso, según sus comportamientos y actitudes más que en la ejecución de las acciones, y ni se piensa en la posibilidad de innovar con ellos. A pesar del contexto creo que su metodología era demasiado dura, ella mismo nos decía que tenía que estar “en plan sargento”, demasiados gritos y castigos por llegar tarde al círculo, preguntarle algo cuando estaba hablando, hacer mal el ejercicio, etc. Creo que hay una fina línea entre la seriedad a la hora de darle importancia a tu trabajo, a lo que estás haciendo y el ser borde con los alumnos y tener un gesto de inconformismo constante, y que en mi caso esa línea la sobrepasaba.

Rafael Espejo Ramírez dijo...

Hola, estoy de acuerdo con lo que afirmas, Carlos J. ya que considero que es importante mantener cierta distancia desde el principio,pero es algo complicado,debido a que los niños cuando aparece un profesor nuevo están muy inquietos y tal docente es el punto de atención en todo momento.Teniendo en cuenta que no podemos llegar a la clase en plan "sargento" así como "amigo" pienso que debemos guardar cierta compostura en la relación profesor-alumno, ¿pero cómo hacer para ganarmos a la clase? ¿debemos ser firmes? ¿simpáticos?. Supongo que todos nos hemos planteado esas preguntas, porque es fácil decir que vamos a mantener cierta distancia y tal... pero cuando te enfrentas a la clase, como docentes noveles llegaremos a tener dicha situación,pero pienso que es algo por lo que todo docente ha pasado.
Respecto a los estilos de enseñanza estoy muy de acuerdo en que hay que llevar una planificación adecuada para que en el momento de ponerlo en práctica todo marche correctamente y evitar cometer el error de diseñar un tipo de sesión con un determinado mando, y en el momento de su aplicación utilizar otra distinta.
Saludos,
Rafael

María Josó López Rodríguez dijo...

Las prácticas me han servido mucho para reflexionar sobre como debo de trabajar con los alumnos. Me ha fijado tanto en los errores que he observado en mi maestra como en las cosas buenas, ya que no solo de las buenas se aprenden sino que de las malas también. Por ejemplo, una cosa mala de mi maestra, fue que organizo un circuito de equilibrio, lateralidad, giros y saltos, tanto para alumnos de 4º primaria(2ºciclo) como para alumnos de 5º y 6º de primaria (3ºciclo), pienso que repetir un circuito para el mismo ciclo podría estar bien, pero para un ciclo diferente la verdad es que no lo veo. También observar fallos a la hora de organizar la clase, ya que explicaba que iban a realizar, y separaba a la clase en dos grupos, uno juego libre y otro para examinarse, y para mi ese error es gravísimo, porque no se puede tener a toda la clase descontrolada. Estos son algunos de los errores que me han servido para no cometerlos yo. También me quedo con una cosa que me gusto bastante, fue que para realizar los equipos formaban dos filas una de niños y otra de niñas, y ella ya los separaba para formar los equipos.
Cuando me toco dar el último día la clase, no me consto mucho la verdad a la hora de explicar los conceptos y las actividades, sino lo que me consto más fue controlar a la clase, ya que muchos no te obedecen y juegan a su manera. Para solucionar esto iba cogiendo a los alumnos que no realizaban bien, porque no sabían o porque no le daban la gana, y le iba explicando como se realizaba a varios a la vez, y a la misma vez a la gente que lo realizaba bien se lo reconocía.

María Josó López Rodríguez dijo...

Respecto a lo que Carlos dice que debemos de actuar como somos, es la verdad, cada uno tiene una manera distinta de entender la educación. Por lo que debemos de adaptar tanto la educación como la entendemos nosotros y como no la están enseñando, para desarrollar nuestras clases. Y como bien nos dice Carlos para comportarnos en clase debemos de realizar esas normas, que serían como unas estrategias que utilicemos para desarrollar las clases, porque según el clima que tengamos con los alumnos debemos de actuar de una manera u otra, pero siempre como somos. Por ejemplo en cuanto a lo de seriedad, si en clase hay un clima estable, es decir, que los alumnos obedecen sin rechistar y realizando las actividades correctamente, nosotros podemos actuar con menos seriedad. Quiero decir con esto que no vamos a estar todo el rato serios, aquí se dice lo que yo digo y punto, que al mismo tiempo que ellos se portan bien, nosotros podemos tener alguna empatía por ellos (sin pasarse de la línea que sino se suben a la chepa y pierdes el control de todo). Por último decir que debemos de adaptarnos a los alumnos siempre, y que cada clase se actuará de forma diferente, pero siempre como nosotros somos ya que los alumnos nos ven a nosotros como modelos, y nuestra imagen dice mucho para ellos.

Álvaro Sánchez dijo...

Sin haber hecho las prácticas este año, por mis circunstancias no puedo publicar nada, que envidia (sana) me dan mis compañeros. Que bien por ellos.
Lo único que voy a hacer va a ser lanzar una petición: el próximo año, en tercero, ¿por qué no tenemos más prácticas? ¿Sería muy complejo que nuestra facultad de acuerdo con el gobierno de la ciudad autónoma programaran más prácticas con los colegios?
Creo que lo más interesante y lo que más nos prepara como futuros docentes es la propia docencia.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Mario Ferrer Rodriguez

No he realizado dichas prácticas por lo que comentaré la primera entrada acerca de cómo debemos comportarnos ante los alumnos cuando llegamos a una clase, por primera vez.
A lo largo de toda nuestra carrera educativa, nos encontraremos con todo tipo de alumnos en nuestras aulas. El articulo nos habla del comportamiento que debemos llevar a cabo en nuestras aulas y bien, en mi opinión, considero que todo profesor debe llevar a cabo sus clases sin adoptar algún tipo de comportamiento para ser aceptado por los alumnos. En un comienzo el profesor desea ser aceptado para ganarse la confianza de los alumnos, pero pienso que no se trata de ser amigos de ellos. Se puede ser, siempre y cuando los alumnos comprendan completamente, quien es quien, es decir, el profesor es el profesor y el alumno, alumno. Muchos profesores, que yo he conocido a lo largo de mi escolarización han dado demasiada confianza a sus alumnos, lo cual no es conveniente ya que el alumno lo tendrá más como un amigo que como un educador al que debe respetar en todo momento, pues es este el encargado de su aprendizaje.
En mi opinión yo creo que el profesor no debe tampoco ser una persona arisca y poco afectiva. Un alumno tendrá más facilidad para interactuar con él, si este no es un borde y trata bien a sus alumnos. Por eso estoy de acuerdo, en que debemos ser tal y como somos sin adoptar apariencias, pues si no te tomas en serio a ti mismo, como esperas que los alumnos te tomen en serio.