La Evaluación es posiblemente uno de los temas más complicados dentro de la Educación, y en consecuencia dentro de nuestra especialidad, la Educación Física.
La complicación deriva fundamentalmente del hecho de que esta se aplique de forma descontextualizada. Es decir, que enseñamos de una manera, y evaluamos de otra. Esto genera habitualmente en nuestros alumnos una sensación de que el "examen" es lo realmente importante en la asignatura, y con ello le mandamos un mensaje peligroso: no es necesario que aprendas, sino que apruebes.
En este sentido, podemos cansarnos de indicar a los alumnos que el aprendizaje les llevará no al aprobado sino a la capacitación primero y a la buena nota después, que el mensaje seguirá siendo...sí, pero luego me vas a preguntar si López dijo digo o diego, o si Gutiérrez lo dijo en: a) 1997; b) 2007; c) 1497; d) ninguna de las anteriores.
Con ello los profesores estamos obligados a reconsiderar nuestras formas de evaluación. Es cierto que es importante que sepan, pero no menos importante es que "sepan hacer". Y más aun en una titulación como la nuestra, en la que formamos futuros maestros, que se conocen el año, la clasificación, o buscar el trabajo en internet, pero que no saben hacer.
Ese es nuestro reto. Buscar las estrategias que nos pemitan conducir el proceso de enseñanza-aprendizaje, y que lo que evaluemos no sea otra cosa que la consecución del mismo en toda su dimensión.
